El 10 de Julio de 1844 nació en la ciudad de Santa Clara, Pablo Díaz de Villegas. Hizo sus primeros estudios en el colegio El Salvador, que dirigía José de la Luz y Caballero.
En 1866 comenzó a escribir artículos literarios en el periódico La Aurora. Más tarde colaboró con el periódico autonomista La Época, que dirigía Eduardo Machado.
Participó activamente en la contienda de 1868.
Asistió a los primeros combates que se dieron en Las Villas: San Gil, ingenio Cuevas y la sorpresa de Potrerillo. La Junta lo nombró ayudante del General Mateo Casanova, pero como este se enfermó pasó entonces a prestar sus servicios como secretario del General Francisco Villamil. En la manigua fue hecho prisionero el 15 de enero de 1869, pocos meses antes de la paz del Zanjón. Tras ser liberado estableció su residencia en Cienfuegos.
Regresó a la guerra y bajo las órdenes del general José González Guerra ocupó el puesto de ayudante. A las órdenes de este intrépido jefe asistió a los ataques de Nuevitas y Santa Cruz del Sur, al combate de Jimaguayú, donde cayeran Agramonte y su primo Jacobo Díaz de Villegas y a los combates de La Sacra y Las Guásimas.
Después del último y sangriento combate, el Presidente de la República le trajo a su lado como ayudante, conservando su puesto hasta con el último presidente de la República en Armas, Tomás Estrada Palma, hecho prisionero cuando se dirigía a Manzanillo. Estuvo relacionado además con militares de la talla de Máximo Gómez y Carlos Roloff. Terminó la guerra con los grados de Teniente Coronel del Ejército Libertador.
Dirigió en esta ciudad los periódicos La Aurora, La Opinión y El Liberal. En la segunda intervención norteamericana ocupó el cargo de Superintendente de las escuelas de Cienfuegos. Escribió, junto a Pablo Ladislao Rousseau el libro Memoria de Cienfuegos, ganador del premio en las fiestas del Centenario de la ciudad.
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